Si eres de las personas que temen o le dan asco los bichos, este artículo podría ser lo más parecido a un relato de terror que puede ofrecerte la historia de la vida en la Tierra. Y te aseguramos que no te hubiese gustado nada vivir durante el Carbonífero, la época en la que volaban por el aire moscas como pelotas de tenis, arañas del tamaño de un gato, libélulas como cuervos y ciempiés tan largos como un coche.
El motivo por el que los insectos llegaron a evolucionar hasta tamaños tan grandes sigue siendo un misterio por resolver para los científicos. Sin embargo, algunas teorías apuntan a la cantidad de oxígeno que había en el aire durante el Carbonífero. Por entonces, el clima permitió la proliferación de pantanos y selvas, un aumento de la vegetación mundial que llevó a un incremento del oxígeno entre un 10 y un 15 por ciento más del que tenemos en la actualidad. “Dada la forma en que muchos artrópodos obtienen el oxígeno -directamente a través de conductos de aire diminutos que se ramifican entre sus tejidos, en vez de hacerlo indirectamente a través de la sangre- es posible que los niveles más altos del gas permitieran la evolución de insectos más grandes”. Sin embargo, otra de las teorías argumenta que pudieron crecer tanto debido a la falta de depredadores y, con todo, hay que remarcar que la mayoría de los insectos del Carbonífero tenían tamaños semejantes a los actuales, solo que el registro fósil de los bichos gigantes ha recibido mayor atención por lo llamativos que resultan los hallazgos y, porque también es más fácil que se hayan conservado huesos fosilizados de insectos más grandes que de los pequeños, descompuestos antes de que puedan fosilizarse en la mayoría de los casos.
Aun teniendo esto en cuenta, resulta fascinante acercarnos al pasado a través de los insectos más grandes que han existido en la historia de nuestro planeta.

Recreación de Meganeura. Michael Barera
‘Meganeura’, la libélula gigante
Esta libélula es el insecto más grande conocido en la historia de la Tierra. Tenía una envergadura de alas que podía alcanzar los 75 centímetros y eran bichos depredadores, cazaban a otros insectos más pequeños y completaban su dieta con anfibios.
El género fue descubierto a finales del siglo XIX en Francia y el fósil holotipo se conserva en el Museo de Historia Natural de París. Los restos que nos han llegado nos permiten saber que tenían mandíbulas robustas y espinas en las patas para poder atrapar a sus presas, tal y como se puede ver en las libélulas actuales, solo que Meganeura era veinte veces más grande.

Recreación de Arthropleura y su tamaño comparado con un humano. Tim Bertelink
‘Arthropleura’, un milpiés como un coche
En el Carbonífero también hubo artrópodos terrestres gigantes. Arthropleura es un género que vivió en las actuales Norteamérica y Escocia hace 300 millones de años. Según sus restos fósiles, este insecto era un milpiés gigante que podía alcanzar hasta los 2,5 metros de largo. Estas medidas lo convierten en el invertebrado terrestre más grande de la historia que hayamos descubierto.
Su aspecto recuerda al de un neumático abierto que camina pegado al suelo. Se alimentaba de musgos y otros vegetales en estado de descomposición. El fósil de mayor tamaño de este género fue descrito por un equipo de investigación encabezado por Neil S. Davies, de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido:
“Se estima que el organismo original medía 55 cm de ancho y hasta 2,63 m de largo y pesaba unos 50 kilogramos. El ejemplar se conserva parcialmente en tres dimensiones dentro de arenisca fina y ha sido moderadamente deformado por la tectónica sinsedimentaria. A pesar de una conservación imperfecta, el espécimen corrobora la hipótesis de que Arthropleura tenía un exoesqueleto duro y esclerotizado”.

Recreación de Pulmonoscorpius. Junnn11
El escorpión gigante
Pulmonoscorpius kirktonensis es la única especie conocida de este género extinto de escorpiones gigantes. Vivieron hace unos 340 millones de años. Su aspecto podía ser muy parecido al de los escorpiones actuales, pero con un tamaño que podía alcanzar los 70 centímetros de longitud. Es, por tanto, el arácnido más grande de la historia del que hayamos encontrado restos fósiles. Un puesto que quizás pueda estar rivalizando con Brontoscorpio, un escorpión acuático que vivió 100 millones de años antes al que algunos investigadores le han estimado un tamaño de hasta 90 centímetros, pero faltan evidencias que puedan confirmar esta estimación.
A diferencia de los escorpiones actuales, con hábitos nocturnos, Pulmonoscorpius parece que cazaba durante el día. El poderoso aguijón debía ser su arma principal para envenenar a sus presas antes de capturarlas.
Discussion about this post